Bienestar Institucional y Pastoral

SOMOS PRESENCIA DE DIOS A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN

Por: Brandon E. Herrera Lasso, FJ. – Coordinador Pastoral Educativa | Arquidiócesis de Cali

El Papa San Juan XXIII, conocido por su bondad y cercanía, nos enseña en la Carta Encíclica Mater et Magistra (1961) que la Iglesia es madre y maestra de todos los pueblos; que con su luz ilumina, enciende e inflama los corazones de los hombres y las mujeres; que su voz, que es amonestadora por estar llena de eterna sabiduría, sirve para todos los tiempos; que su virtud ofrece siempre remedios tan eficaces como adecuados para las crecientes necesidades de la humanidad y para las preocupaciones y ansiedades de la vida presente y futura (cf. 262). Esta mirada sobre la Iglesia, nos permite entender de forma genuina el quehacer de la Pastoral Educativa dentro de las instituciones de formación escolar confiadas a la Iglesia particular de Cali.

El arte de educar siempre se ha considerado la oportunidad privilegiada para moldear y transformar la vida de aquellos que se abren a un mundo repleto de ‘sabidurías’. Enfocar las fuerzas para que este camino de aprendizaje este orientado a la construcción del bien y de una civilización del amor, desde la esperanza y la alegría de la fe, es el objetivo principal de que en nuestras instituciones haya presencia de Dios a través de la Pastoral Educativa.

 

Fotografía oficial de Juan XXIII

La misión social de Educar por parte de la Iglesia, ha de ser integral, es decir, desde las dimensiones sociales, morales, naturales y espirituales de las personas. No se puede desconocer ni la una ni la otra, pues esta articulación es clave para la consecución de los objetivos trazados en el camino hacia la Verdad Eterna y Única que es Dios.

Todo esto nos permite comprender que la Pastoral Educativa de los Colegios Arquidiocesanos es el corazón, el motor por el cual la educación se convierte en escenario de evangelización y formación integral a la luz del Evangelio. De allí nacen tres prioridades para toda la comunidad educativa: reforzar la identidad eclesial-sinodal en la autoidentificación como Iglesia, es decir, en el reconocimiento de que cada miembro de la institución educativa es parte activa de la Iglesia, Cuerpo de Cristo; proveer una pastoral/cultura del cuidado en donde se garanticen siempre los espacios seguros y protectores para todos buscando la promoción, el respeto y el bienestar; centralizar todo la obra educativa entorno a la persona humana, culmen de la Creación y de misión salvífica por la que el Hijo del Hombre se hizo carne y acampó entre nosotros (cf. Juan 1,14).

La Iglesia como madre y maestra está llamada a reconocer las prioridades de cuidar y enseñar a todos sus hijos e hijas. Esta tarea se hace posible en la medida en que el compromiso sea colectivo, procurando desde el SER y el HACER una #PastoralParaTodos en donde Dios sea el primero en TODO.