Durante una jornada cargada de empatía y solidaridad, los estudiantes de nuestros Colegios Arquidiocesanos tuvieron la oportunidad de vivir las realidades de los pacientes en el Hospital Universitario del Valle (HUV) y en la Fundación El Cottolengo. Esta experiencia, enriquecedora y conmovedora, dejó huellas imborrables en los corazones de nuestra comunidad educativa.
En el Hospital Universitario del Valle, los jóvenes disfrutaron la posibilidad de explorar los pabellones de pediatría, urgencias y hospitalización. Allí, compartieron momentos de escucha, oración y solidaridad con los pacientes, sus familiares, el personal médico y de servicios generales. Con emociones encontradas, los estudiantes intercambiaron mensajes alentadores, flores, tarjetas y cartas con aquellos que luchan contra la enfermedad. En palabras de los propios visitantes, se llevaron consigo las muestras de cariño y esperanza que impregnaban cada rincón del hospital.
La jornada culminó con una emotiva celebración de la Santa Eucaristía, presidida por el Pbro. Javier de Jesús Loaiza Gómez, capellán del HUV, quien honró a toda la comunidad de la Institución, momento de reflexión y fe, que fortaleció el compromiso de los estudiantes con el servicio y la solidaridad hacia aquellas personas que más lo necesitan.
Por otro lado, la visita a la Fundación El Cottolengo ofreció a los jóvenes una perspectiva única sobre el cuidado de aquellos que allí reisden. A través de los relatos de los abuelos, los estudiantes comprendieron la importancia de prepararse para esta etapa de la vida y valoraron la vitalidad y alegría que aún palpitan en los corazones de quienes han acumulado años de experiencia. La entrega de cartas y artículos de aseo, así como la celebración de cumpleaños, fueron gestos cargados de afecto y reconocimiento hacia estos sabios que, a pesar de su edad, continúan irradiando amor y esperanza.
La jornada culminó con una conmovedora celebración de la Eucaristía, dirigida por el Pbro. Carlos Andrés Murillo Rendón, quien destacó la importancia de cuidar y valorar a las personas de la tercera edad, sembrando semillas de esperanza en sus vidas. Este encuentro dejó en claro que el cambio de cultura y sensibilización hacia los ancianos comienza con gestos de amor y respeto en el día a día.
Además de estas experiencias transformadoras, los estudiantes también tuvieron la oportunidad de visitar el Hospital La Buena Esperanza de Yumbo, donde pudieron seguir compartiendo su amor y solidaridad con aquellos que más lo necesitan.
Estas experiencias, cargadas de empatía y compasión, seguramente inspirarán acciones futuras en beneficio de quienes más lo necesitan. Y las enseñanzas que quedaron en nuestros estudiantes, serán para siempre
